Hoy, se despierta el día lluvioso (a Dios gracias, porque vaya invierno seco...) y me apetece compartir con vosotras un pensamiento que lleva meses rondándome, y es que me estoy dando cuenta que ya no "controlo" para nada los deberes o trabajos de mis hijos.
Sí, hace unos años (probablemente antes de la pandemia), era de las que estaba hiper-mega-super pendiente de los deberes que tenían que hacer cada día, incluso comprobando con otras madres si tenía alguna duda, estaba al día de los trabajos e incluso la fecha de entrega de los mismos, corregía deberes y preguntaba lecciones a diario...pero ahora...he pasado de ejercer ese control absoluto a realizar un "medio control" lejano y no a diario.
No sé si pasar de un extremo a otro es lo correcto, seguramente lo estaba haciendo mal antes y ahora, pero debo deciros, y es de lo que me he dado cuenta, que son ellos, mis hijos, los que me han ido marcando el camino, y ahí, creo que está la clave de todo. Hacer o no hacer por lo que dice un psicólogo que he leído en un artículo o la mejor de las noticias en la tele, desde mi punto de vista no es el camino.
Hay que dejar que sean ellos los que nos vayan señalando lo que van necesitando en cada momento, quizás no con palabras pero, creedme, que eso una madre lo nota y lo sabéis. Otra cosa muy distinta es que notemos que el niño nos necesita y bien, por trabajo, bien por cansancio lo ignoremos, o todo lo contrario, que notemos que ya no nos necesitan como antes y nos neguemos a que eso sea así.
Lo que sí tengo claro es que eso que dicen que el control absoluto de sus tareas suscita en ellos desconfianza e incluso desacelera su autonomía, generando dependencia, en nuestro caso, no ha sido para nada así.
Quizás el apoyo mal hecho genere dependencia...
Ni que decir tiene que no se trata de realizar nosotros su trabajo porque nosotros tardamos menos o lo sabemos de carrerilla, en ésto estamos todos de acuerdo. En mi caso, ellos cada día me pedían mi ayuda para resolver sus dudas o para preguntarles la noche antes del examen o simplemente, sentarme a su lado leyendo un libro mientras ellos hacían sus deberes y de algún modo creo que he generado en ellos ese hábito y esa confianza para cada día saber que tienen que destinar ese tiempo de la tarde a sus deberes y estudios de una manera rutinaria y saber que cuando me necesiten seguirán teniendo a su madre para escucharles o intentar ayudarles en ese problema que se complica o esa lección que se atraganta, aunque ahora ya, cada uno haga sus deberes en su habitación.
Pero entonces...¿por qué ya no necesitan ese apoyo que tenían antes?. Pues simplemente creo que de forma paulatina les ha llegado su "madurez académica", porque todo llega en esta vida, y ahora, llegados a este punto, yo confío en ellos y observándoles desde la distancia puedo detectar si existe algún problema que no puedan solucionar ellos solos. También es importante señalar, que esa confianza que yo tengo en ellos, ellos por supuesto lo perciben y les genera aún más esa confianza en ellos mismos tan importante no solo en los estudios, tan importante en la vida en general.
Así que, yo soy de las que piensa que si eres de las que te sientas con tus hijos a estudiar y comienzas a ver miles de artículos diciendo que es malísimo para ellos, observa a tu hijo...él mejor que nadie te lo va a decir y te diré que tú mejor que nadie, no como psicóloga, ni como directora de un colegio o instituto, ni como pediatra, ni como supernani, tú como madre, sabes lo que tienes que hacer porque, simplemente, ellos nos guían.
Comentarios
Publicar un comentario