Hoy vengo con ganas de reflexionar y organizar nuestra mente. Y es que nos encanta sentirnos madres y la mayoría lo deseábamos desde niñas pero hay ocasiones en las que nuestra mente nos juega malas pasadas y nos sentimos malas madres pensando así pero quiero hacerte ver que es un sentimiento normal y que a todas alguna vez nos ha pasado...si, a todas, la que diga que a ella no, es porque la ha pasado el doble y se siente súper-culpable.
Para empezar... ¿dejar de trabajar o tener una niñera en casa, con qué situación me encontraré menos culpable?
Y es que si no es la culpa por algo que no estás haciendo, lo es por el arrepentimiento de algo que has o no has hecho, o por haber hecho algo mal o no todo lo correcto que te hubiese gustado hacerlo..., en definitiva, la culpa te sigue como una sombra desde la primera patada de tu bebé y me temo que hasta más allá de la edad adulta.
Y si todo esto te preocupa es porque no sabes lo que llega a continuación: la adolescencia. En esta etapa segura estoy que si tus hijos adolescentes tienen problemas (por pequeños que sean) definitivamente, te sentirás culpable. ¿Lo habré hecho tan mal? ¿Su mal comportamiento es mi culpa?
Lo que intento que reflexionemos hoy juntas es que todos esos sentimientos o esas culpas que nos cargamos a la espalda, son comunes y no debes sentirte abrumada por sufrirlos, el problema, visto lo visto, sería no sentir ni padecer.
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